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Un momento, por favor

Generalmente reviso el celular cada hora. Por las noches lo programé para que no suene por ninguna llamada ni mensaje desde las diez de la noche hasta las cinco de la mañana.

Una vez cierta persona me amenazó diciendo que no debo hacer eso, qué tal si hubiera una emergencia, si la vida de alguien estuviera en peligro o si hubiera algo inaplazable que me tuvieran que contar.

¡JA! Tengo 17 años usando celular y gracias a Dios lo único que he recibido son pendientes del trabajo, recordatorios de que no se me olviden las tortillas, reclamos de mis niños que sienten que se les desmorona el mundo porque voy por ellos con quince minutos de retraso y la recurrente llamada para preguntarme qué estoy haciendo o cuánto me falta para llegar.

¿Desde cuándo le perdimos la confianza a la vida? Los telegramas tuvieron la fama de llegar para avisar que alguien se había muerto y tan pronto como la tecnología lo permitió, nos deshicimos de ellos. ¿Para qué? ¿Para sustituirlos con un teléfono al que corro porque pienso que es la noticia de una catástrofe?

El tener el celular pegado a la mano no evitará ni lo bueno ni lo malo que tenga que suceder. Igualito que cuando las mamás nos la pasamos cuidando a nuestra criatura y justo a nuestro lado se cae y se hace tremendo chipotote.

El celular es una herramienta utilísima. Pero eso es nada más, una herramienta. ¿O a poco te dejarías que un martillo o un desarmador se la pasara tronándote los dedos e interrumpiendo tus comidas, tus pláticas, tus sueños y tus pensamientos? ¿Verdad que no?

CONSEJO: Cuando aprendamos a controlar el uso de nuestros celulares, volveremos a ser libres.

Test ¿Eres demasiado precavido?

Responde el test y analiza las respuestas. ¡Te será de gran ayuda!

1.- Cuando me hablan de hacer un viaje en familia...
a) Decido quedarme a cuidar la casa, no vaya a ser que nos roben.
b) Reviso en Internet las estadísticas de accidentes en la temporada del año en que me invitan a viajar.
c) Me pongo a hacer mis maletas.

2.- Si suena mi teléfono y veo que es uno de mis hijos...
a) ¡Seguramente algo le pasó!
b) Necesita algo, que si no, ¡ni se comunica!
c) Tiene algo que contarme.

3.- Si suena el teléfono o llaman a la puerta...
a) Siempre se me sobresalta el corazón.
b) Me fastidia tener que ir a ver qué se ofrece.
c) Voy sin pensar a responder los llamados.

4.- De los lugares muy concurridos...
a) Estás segura de que pronto te recuperarás.
b) Me enoja al amontonamiento, evito lo más que pueda estar en donde hay mucha gente.
c) Yo voy y me divierto.

5.- Me invitan a un café...
a) ¿Qué necesidad hay que salir de casa? ¡Qué afán de andar en el peligro!
b) ¿A qué hora y en dónde?
c) ¡Claro que sí! ¿También con pastelito?

Resultados:

Mayoría de a: Aunque el miedo es bueno porque nos ayuda a protegernos, creo que se te pasa la mano. También tenemos que confiar y vivir. Acumula buenos momentos, hay que poner un poquito de nuestra parte y ser receptivos. ¡Muchas cosas buenas te están esperando!

Mayoría de b: Tienes tus reservas, pero eso es bueno. Confías lo suficiente, pero pides información. No te dejas ir a lo bruto. ¡Eso es de gente pensante!

Mayoría de c: Estás listo para lo que sea, tienes una actitud hacia la vida muy receptiva, muchos quisieran ser como tú, pero ponte muy listo porque también hay que estar preparado para cuando las cosas no nos salen como lo imaginamos. Un poquito de precaución no te va hacer ningún daño. ¡Abusado!

Autor: Elsa de Hoyos.
Comunicóloga especializada en Relaciones Públicas. Actualmente se desempeña como redactora y traductora.

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